Inteligencia Artificial en hostelería

En pleno siglo veintiuno avanzamos sin retorno hacia un mundo totalmente digitalizado. Avances, tecnología y evolución, son tan necesarios como el aire que respiramos, pues el ser humano, no puede permitirse el estancamiento. Siempre quiere más. Si se trata de algo positivo o negativo no es algo que vayamos a debatir en este artículo, aunque la cuestión da que pensar. De lo que si vamos a hablar es de como los avances tecnológicos alcanzan todos los sectores, en este caso, la hostelería. Tampoco el canal Horeca escapa a la evolución de la digitalización.

Los robots camareros son una realidad, con lo que no tardaremos mucho en encontrarnos en un restaurante dando la orden a un robot que hace las veces de camarero y nos canta los platos del día. Lo más grave de este asunto no es que existan estas máquinas, es lo que ello implica. La interacción humana, se extingue, del mismo modo que se extinguieron muchas cosas a lo largo de la historia. Sin embargo, el trato humano, por desagradable que pueda resultar a veces, es tan esencial como la evolución. Poco a poco, la inteligencia artificial y la ingeniería tecnológica van limitando nuestras interacciones sin que nos demos cuenta.

Pensábamos que en el mundo de la hostelería, el trato humano, la interacción con los dependientes, camareros o cualquiera de los empleados, siempre sería igual. Ahora, vamos comprobando cómo ni siquiera en ese sector, la tecnología se queda al margen. Empezando por las máquinas que te cortan el pan y terminando por las que te permiten realizar los pagos sin mediación humana, la inteligencia artificial se adueña de todo. Aunque no tiene porqué tratarse de un aspecto negativo.

Nuestros amigos de Mayfriho, expertos en maquinaria para hostelería, siguen ofreciendo en su catálogo artículos novedosos y actualizados para el sector y nos han hablado de las ventajas que ofrecen algunos de estos avances, como el cajón de autocobro. Ya los hemos visto en centros comerciales y en algunos locales de hostelería, pero poco sabemos de estas cajas registradoras, capaces de coger tu dinero y devolverte el cambio sin pestañear. Nos llaman la atención, por lo que hemos decidido hablar detenidamente sobre ellas.

De caja registradora a cajón inteligente

Mucho ha llovido desde que apareció la primera caja registradora. Su evolución no pasa desapercibida a nadie. Si echamos la vista atrás, a nuestra infancia (aquellos que tuvimos una alejada de los teléfonos móviles, las tablets y demás), podemos recordar como la caja registradora era en el mejor de los casos una báscula con cajón. En ocasiones pasaba por una calculadora o trozos de papel con la cuenta (a modo de ticket) y una caja con candado. Los comercios de mayor envergadura o hipermercados, ya contaban con cajas registradoras en las que todo se hacía de forma manual, las cajeras (era un trabajo reservado a féminas) metían los códigos o precios sin pestañear.

Poco después, llegaron los escáneres que facilitaban la existencia, solo había que pasar el código de barras por el lector y los productos y artículos se sumaban a la cuenta.

Con la aparición de los TPV, parecía que habíamos tocado el techo de la evolución en cuestiones de caja registradora y básculas comerciales. Un TPV era y es capaz de pesar, sumar, agregar productos, eliminarlos, aceptar el cobro y sacar el ticket o factura, sin que suponga ningún esfuerzo. Dentro de la gama de TPV existen desde la más simples y básicas hasta las más avanzadas. En este último grupo, podemos meter a los cajones inteligentes, aunque en este caso, vamos un paso más allá.

Hace ya algún tiempo que podemos encontrarlos en algunos locales de hostelería, aparte de en los centros comerciales. Estos nuevos elementos que forman parte de bares, cafeterías y restaurantes se están incorporando en nuestro día a día sin que apenas nos demos cuenta. Sustituyendo al tradicional cajón donde se deposita y saca el dinero, el cajón inteligente, facilita la tarea de camareros y encargados durante su jornada laboral. Veamos cómo lo hace.

Los cajones inteligentes o caja de autocobro, son una solución que pretende optimizar la gestión de cobro y venta tan necesaria en el sector de la hostelería y la restauración. Se trata de una herramienta conectada al TPV del que ya hemos hablado y permite llevar a cabo el registro integral de las ventas que se realicen en el negocio desde un mismo dispositivo. Aunque parece más de lo mismo, lo cierto es que no lo es. Con este tipo de solución, se elimina la necesidad de manipular el dinero de forma continua y abrir el cajón para guardar o retirar el efectivo. La máquina, haciendo alarde de su gran inteligencia, es perfectamente capaz de emitir un ticket y recibir el dinero a través de las diferentes ranuras instaladas al efecto. Pueden insertarse monedas o billetes que procesará para poder devolver el cambio si procede.

Este tipo de herramienta, tiene un objetivo principal: convertir el sistema de cobro en efectivo en un sistema de mayor eficiencia y seguridad dentro de cualquier tipo de negocio. Existen infinidad de opciones en cuestión de diseño y funcionalidad que permiten adaptarse a cualquier negocio y necesidad. Todos los diseños, tienen una cosa en común: capacidad para automatizar las operaciones de cobro en efectivo, eliminando la dependencia y necesidad de contar con el factor humano para ello. Esto deriva en un proceso mecánico y preciso que elimina el margen de error.

Ventajoso pero con desventajas

Como solución resulta excelente para optimizar el trabajo dentro de un sector en el que reina el estrés en según qué momentos del día. Los cajones inteligentes, cuentan con una serie de ventajas que hacen que el trabajo en hostelería se simplifique, aunque también cuenta con algunos puntos negativos.

Entre sus ventajas, una de las principales es que evita el descuadre de la caja. Algo fundamental a la hora de hacer el cierre diario. Un descuadre de caja se traduce en dolores de cabeza, errores sin posibilidad de corrección y un complicado cierre de la jornada. Si añadimos los pagos con tarjeta, las vueltas del cambio y los pagos en efectivo, el cajón inteligente evita que falten algunas monedas que se han perdido por el camino. Al automatizar todos los procesos, se eliminan esos dolores de cabeza que siempre se producen al finalizar la jornada.

Si con esto no es suficiente, que en gran medida lo es, un cajón inteligente es capaz de anular los errores que se producen en las vueltas. Razón por la que se descuadra una caja sin posibilidad de cuadrar sin poner dinero de tu bolsillo.

Además, en caso de necesidad, el cobro puede efectuarlo el personal del negocio sin que se produzca ningún problema. En algunos casos, el mismo cliente puede gestionar su pago sin que se encuentre delante el personal.

Estos factores, ofrecen mayor seguridad al negocio. Sin olvidar que debido a que no existe manipulación de efectivo y el cajón no puede abrirse fácilmente, el dinero se encuentra totalmente a salvo de hurtos y robos.

En contra de estos cajones inteligentes, podemos destacar la lentitud de la operación. Puesto que el cajón inteligente necesita un tiempo previamente establecido para llevar a cabo cada una de las operaciones que realiza (recepción de billetes y monedas, procesamiento de los mismos, cálculo de las vueltas y devolución) y no puede realizar más de una operación al mismo tiempo, en un momento de gran afluencia o pico de servicio, no será más rápido de lo que en realidad es el personal.

Aunque se trata de máquinas muy precisas, si se produce un error, al tratarse de un dispositivo que depende de un programa informático, la solución, seguramente no sea tan sencilla como en una máquina convencional.

Otro punto negativo, es el precio. Como es lógico, un cajón inteligente, tiene un coste mayor que uno tradicional. Debido a su tamaño y prestaciones, se encarece notablemente el precio en comparación con un cajón normal. Razones todas estas por las que conviene valorar bien todos los aspectos antes de decidirse por adquirir un cajón inteligente para el negocio de hostelería.

En este caso particular, quizá los pros pesen más que los contras. Los aspectos más negativos de un cajón inteligente se producen en situaciones muy concretas y no tienen siquiera porque surgir. Cuestión aparte es el precio que ya es un aspecto más personal en función de la inversión que se pretenda realizar.

No obstante, el futuro se presenta como se presenta y este tipo de maquinaria y dispositivos inteligentes, son por el momento una realidad que podemos encontrar por el camino, pero con visos de convertirse en la única opción dentro de unos años. Con la incesante búsqueda de la optimización y la eficiencia, no es de extrañar que se desarrollen este tipo de soluciones. Como ya anunciábamos al principio, los robots camareros son otra de esas realidades que no tardarán mucho en implementarse en el sector de la hostelería y atendernos en las terrazas de los bares. Seguramente, cuando se produzca esa circunstancia, nos resultará divertido. Tanto como efectuar el pago en un cajón inteligente que, todavía resulta tan curioso, como novedoso.